viernes, 25 de marzo de 2016

"y esa soledad suspendida" -cuatro poemas de Ernesto García López


 



y

esa soledad

suspendida

pequeña

vivísima

desmiente insomnios

 

la única que puede sostenerme

sobre este instante de lodo

quien cruza la noche lleva un pedazo

del mundo

 

las invisibilidades tu boca

las mejillas nunca olvidadas

las botellas titilando tu sonrisa de nuevo la luz

y

el infinito caos que se balancea

sobre las piernas de los apartamentos

 

quien cruza la noche lleva un pedazo

del mundo





ASAMBLEA I



la carne forma un pálpito que acaricia, traspasa, transita tan nuestra y cotidiana, cumple palabra en cielo, olores, la historia de las columnas, de las marchas indignadas, ciudad que nunca fue, dormida, inexistente, grande en otra lengua, como ola, si pudiéramos recomponer el alma antimoderna, en una clara perspectiva de sufrimiento de clase, de dominio sin boca, todo aquello que picotea y extiende su mal, frágil y firme, duro y transfigurado, bulliría de esferas, nombre, nombre, sentido acaso, extendido dolor que repta a través del año y la lejanía, como un fulgor vegetal pues desde las cuatro palabras se sabe estéril y por eso navega al origen, para preguntarse, sí, exigir lo justo, aquello que lo alimentó durante toda una ausencia, sería un descenso hacia objetos fundidos, o esa historia que sopla por encima de la piedad y estás tú, indocumentado, perpetuo en espumas, mirando los siglos que caen sobre el arenal, iluminando calladas resistencias, es el espejo, es la melodía que se pudre en su asombro, lo que persiste, lo que atraviesa incertidumbres, lo que se ignora, a fuerza de humeantes estrellas, todos los cuentos de la casa, y todas las casas evaporadas por traiciones y desconsuelos, contaminados, los que se van, un viaje, presencia aquí, convocada por esta voz rebelde que no tiene imagen detrás sino una vida, u-n-a v-i-d-a en llamas por los cuatro costados, mensajera infinita, vienes a este mal porque se prolonga y tarda,



apenas te sostiene

 

 



ASAMBLEA II

falso destino, tanto mirar el cortante sueño que teje madrid, la contemplación de un descenso por calles empedradas que, suaves, fluyen hacia la acampada, desaparecen tras los administradores de fincas, así trabajosamente tu cuerpo funda una ciudad encima de ésta, rescatada, desaparecida hace años de la memoria y el recuerdo, liberada hoy para el amor y tendida hacia su música, que es tanto como decir esperanza-tajamar, silencio libre rondando los malecones, la transparencia es un fragmento, la transparencia lleva una algarabía, la transparencia conoce el magma, se trata (al fin y al cabo) de sobrevivir, resbalar hacia el conocimiento del mundo, hay espacio suficiente para el nombre, luego miramos la sed del plenario y la salmodia del fracaso, son una misma cosa, la palabra encierra su propia mudez e insiste, trasnocha, taconea palabras y tabernas, cuerpos y tabernas, circunstancias y cuerpos que nunca se reconocen porque llevan un cortejo de  preguntas ¿costumbre o soledad? ¿causa del aliento este amanecer donde se guarda tu propia inconsistencia?, agita, leve descanso, vienes a este mal porque se prolonga y tarda,


apenas te sostiene







ASAMBLEA III


sin ser, ave de pescadores, en marcha contra los que desahucian, destello que bajo las nubes ayuda a la otra luz, podemos servir   al capitalismo, podemos levantar el verdugo contra el bálsamo de las colinas, escalar, subir, ahogar la tierra como este horizonte humano, floración de lo contrario, cuando un punto de referencia se borra entre las manos de los adolescentes y hace falta un rostro que brote contra sí mismo, pues en Sol no hay mensajeros, ni esporas de sangre, sólo mi ojo que se vuelve tumulto por donde merodea el amor, no detallaré los sonidos que hace este amor, pero quiero esmaltar ese pequeño acervo de nada, sombra unida al capitalismo que ser- vimos como locos exaltados, un valle que no se expande hacia su descanso sino que dibuja el propio río que apenas se recuerda, recibe los dones de la brizna y el acecho, el campo concertando su abrigada liquidación, prehistoria de máscaras, y la alerta de un lenguaje encallado en el presente, así vienes a este mal porque se prolonga y tarda,


apenas te sostiene


Ernesto García López, de Todo está en todo (Amargord, Madrid, 2015)

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